Novelas alternativas donde Hitler ganó la guerra


Novelas alternativas donde Hitler ganó la guerra.




Imaginar futuros inciertos es algo frecuente en la literatura, mucho más de lo que podría serlo diseñar un pasado distinto del que registran los libros.

De eso se tratan las Historias Alternativas (Alternate History): se toma un hecho histórico y se lo altera para dar curso a un futuro completamente distinto del que conocemos.

En este caso, las historias alternativas nos permiten explorar en qué tipo de mundo viviríamos si Hitler hubiese ganado la Segunda Guerra Mundial.

Si bien la literatura fantástica nos permite ciertas facilidades para movernos libremente en el tiempo, las historias alternativas donde Hitler resultó triunfador solo fueron posibles cuando Alemania fue derrotada. Si bien aquel hecho marcó una frontera entre lo que fue y lo que pudo ser, existen ejemplos anteriores con una capacidad de anticipación realmente increíble.

Mucho antes del ascenso del nazismo existieron obras que analizaron visiones espeluznantes de un Reich victorioso en la guerra Franco-Prusiana; como la novela de Milo Hastings: La ciudad de la noche interminable (City of Endless Night), publicada en 1919 y cuyas imágenes aterradoras llegarían a inspirar a Fritz Lang para la ambientación de Metrópolis (Metropolis), de 1926.

Algunos años después aparecieron las primeras novelas donde Hitler ganó la guerra, no ya como revisiones fantásticas sino como advertencias de lo que podría ocurrir como consecuencia de esa victoria, por ese entonces, todavía incierta.

Las diferencias entre estas novelas y las historias alternativas en términos de género son profundas aunque en apariencia compartan una misma estructura narrativa.

Por ahí tenemos la singularmente tenebrosa Noche de la Svástica (Swastika Night) de Katherine Burdekin, publicada en 1937; tal vez la distopía anti-fascista más notable de la historia.

La novela nos ubica setecientos años después del triunfo alemán. La Segunda Guerra Mundial es conocida como la Guerra de los Veinte Años, ya que los aliados fueron vencidos en 1950 pero la resistencia rusa prolongó el combate hasta la década siguiente.

En este futuro inquietante el führer es adorado como un dios que reina sobre una especie de nuevo Vaticano establecido en Berlín; sitio de peregrinaje conocido como el Aeroplano Sagrado, básicamente el sitio desde el cual Hitler despegó con el último avión con destino a Moscú, donde finalmente alcanzaría la victoria según los dogmas del nuevo Estado-Religión gobernante.

El mundo está repartido entre dos superpotencias. Los japoneses gobiernan sobre Asia, América y Australia; y Alemania sobre el resto del mapa. La tensión entre ambos estados es constante, aunque comparten una ideología similar. La sublimación de lo masculino ha sido tan desproporcionada que a lo largo de los siglos las mujeres fueron modificando su carácter, y en algunos casos su físico, para encajar con los nuevos modelos; transformando así las diferencias de género en una especie de unidad donde el deseo está completamente ausente.

En este contexto, el cristianismo está prohibido, naturalmente, y los judíos han sido prácticamente exterminados, así como el idioma inglés. Debido a la deformación histórica que sucede a las victorias militares, Hitler es descrito como un teutón de dos metros de alto, rubio, fornido, y capaz de pilotear un caza durante la última batalla aérea sobre Moscú. Sin embargo, el verdadero pasado del Reich de los mil años comienza a revelarse cuando el protagonista, Alfred, descubre una fotografía del führer tal como lo conocemos mientras se dirigía a una multitud de fanáticos.

Conviene recordar que La noche de la svástica fue escrita dos años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Otros ejemplos casi contemporáneos de la guerra en donde Hitler resultó ganador son La pérdida del Edén (Loss of Eden, 1941), de Douglas Brown y Christopher Serpell; Entonces escucharemos cantos (Then We Shall Hear Singing, 1942), de Storm Jameson; Gran Cañón (Grand Canyon, 1942), de Vita Sackville-West; Si fallamos (If We Should Fail, 1942), de Marion White; Yo, James Blunt (I, James Blunt, 1943), de H.V. Morton; Las campanas sonaron (The Bells Rang, 1943), de Anthony Armstrong y Bruce Graeme; y Cuando Adolf llegó (When Adolf Came, 1943), de Martin Hawkin.

Si bien todas estas novelas y relatos fueron escritos antes del final de la Segunda Guerra Mundial, ninguna puede ser clasificada como historia alternativa ya que el verdadero resultado del conflicto era todavía incierto.

Probablemente la única historia alternativa genuina de aquel período sea Banda de hermanos (We Band of Brothers, 1939), de George Cecil Foster; donde la guerra concluye a finales de 1938 y Hitler, ya victorioso, funda una especie de gobierno mundial con algunas similitudes con las Naciones Unidas.

Es cierto que en estas historias alternativas Hitler gana la guerra, pero también que esta continúa de forma solapada, casi subterráneamente, a través del espionaje y la guerrilla. De hecho, los nazis a menudo aparecen muy ocupados en consolidar su dominio olvidando pequeños pero decisivos detalles.

Por ejemplo, en Un relámpago en la noche (Lightning in the Night), de Fred Allhoff, los alemanes se entregan a los festejos omitiendo la última defensa de los aliados: el uso de armas de destrucción masiva sobre Alemania.

Algo parecido ocurre en Invasión: un testigo ocular de la invasión nazi en América (Invasion: Being an Eyewitness Account of the Nazi Invasion of America, 1940), de Hendrik Willem Van Loon.

Ahora bien, la muerte de Adolf Hitler en 1945 marcó el verdadero final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, pero también el inicio de una nueva estética del mal proyectada hacia el futuro, cuya proliferación solo pudo darse en ausencia del nazismo como posibilidad real e intoxicante.

¿Cómo podemos reconocer esta tremenda influencia?

En las elites brutales, en la arquitectura ambiciosa, casi babilónica, de los proyectos alemanes, en la uniformidad del pensamiento, en la industrialización de la guerra. Todo esto resultó extremadamente atractivo para la literatura, en especial porque permitía jugar con la paranoia de los pueblos que conocieron de cerca aquel destino que por muy poco lograron eludir.

En esta coyuntura la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un foco central del pensamiento especulativo. En Hungría, apenas unos pocos meses después del final del conflicto, apareció la primera historia alternativa de Hitler ganando la guerra, el clásico de László Gáspár: Nosotros, Adolf (Mi I, Adolf).

Otro ejemplo significativo, esta vez proveniente de Inglaterra, es El sonido de su cuerno (The Sound of His Horn, 1952), de John William Wall, donde una estética fastuosa y el sadismo y la decadencia se apoderan de la sociedad, naturalmente, basándose en las raíces del misticismo nazi.

Tal vez la novela más famosa donde Hitler ganó la guerra es El hombre en el castillo de las alturas (The Man in the High Castle, 1962), de Philip K. Dick; donde la victoria nazi literalmente destroza la psique de los Estados Unidos, transformándolo en una parodia de sí mismo.

Aún dentro de las historias alternativas existen ejemplos que directamente prescinden de la guerra. En El sueño de hierro (The Iron Dream, 1972), de Norman Spinrad, se describe a un joven Hitler que fracasa en la política y se convierte en autor de novelas pulp, cuyo mayor éxito es una obra ambiciosa titulada. El Señor de la Svástica (Lord of the Swastika).

Para cerrar este repaso superficial hay que decir que en casi todas las historias donde Hitler ganó la guerra se describe una civilización futura muy similar a las estructuras sociales de la Edad Media.

El líder totémico, el misticismo mezclado con la ciencia, la represión del ser en términos de individuo, dio forma a distopías que siempre retroceden hacia las formas del medioevo; algo que algunos eruditos de lo fantástico han denominado oportunamente futurismo medieval.




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El artículo: Novelas alternativas donde Hitler ganó la guerra fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena recopilación. Creo que Hitler ganando la Segunda Guerra es el ejemplo más interesante de ucronía (historia alternativa)

Anónimo dijo...

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